Una aproximación a la obra de Xabier Obeso
Lo principal de la forma es saber si surgió de la necesidad interior o no
Wassily Kandinsky No hay hechos, hay interpretaciones de la realidad. Friedich W. Nietzsche
Hubo tiempos, aún no muy lejanos, en los que la alegre progresía sólo juraba por el expresionismo abstracto, y las obras de esta corriente pictórica acaparaban las paredes de las galerías. Un puñado de ismos (que no itsmos, pues eran verdaderas islas fuera de las cuales no había salvación) de sesudas denominaciones, intentaban, con mayor o menor fortuna, reclamar para sí un puñado de alcayatas. La figuración en pintura se replegaba hacia sus cuarteles de invierno. El Pop-Art la recuperó brevemente para comentar irónicamente la sociedad de consumo y el hiperrealismo lo hará pretendiendo una representación superior al modelo¹. Esta última escuela y el postmodernismo harán vacilar los cimientos de la pintura.
Si, como en Del Rigor de la Ciencia² de Borges, el mapa del imperio a escala 1:1 ocupa la plaza de éste, coincidiendo punto por punto con él, ocupando así el significante el lugar del significado, nos encontraríamos en un mundo de simulación –en medio de tanta realidad virtual, ¿no estaremos ya quizás en él?- y, entonces, ¿dónde está lo verdadero?, ¿dónde está lo falso?, ¿dónde el bien y el mal?, ¿la belleza y la fealdad?, ¿el arte y el desastre? Allá donde, con el Nihilismo, el arte moderno se burlaba de lo sagrado como contenido del arte (a través del concepto de lo sublime, das Erhabene), el posmodernismo se burla del carácter sagrado del arte moderno, lo parodia y lo considera con desprecio³. Esta iconoclastia de carácter autolítico hará nacer una cierta confusión en el espectador y, como reacción, contribuirá indirectamente a la nueva presencia, aún tímida, de la figuración.
Para aquellos artistas cuya obra surgía de una propuesta irrenunciable, siempre a contracorriente, y cuya lucidez y determinación les había empujado a las márgenes, llegaba el momento en el que el tiempo iba a ponerles en el lugar que les correspondía. El reconocimiento internacional primero de laNueva Figuración, con nombres como Robert Lapoujade, Henri Cueco, Gérard Fromanger, Jacques Monory, Bernard Rancillac o Jean Le Gac; luego de Antonio López García y la Escuela Madrileña o de los pintores de la Escuela de Leipzig (Neo Rauch, Tilo Baumgärtel, Tim Eitel, David Schnell etc.), más recientemente,confirma una nueva actitud hacia la pintura figurativa.
Es evidente que el nuevo realismo no podrá desarrollarse según las pautas panteístas de lo sublime, como lo tendrá difícil de hacerlo según las de la estética del feísmo 4. Tras el posmodernismo ambas estéticas han sido vaciadas de su contenido. Para Luigi Russo “Hoy en día hablamos de la belleza sin poder experimentarla. Privados de su luz, vivimos de su sombra. Vivimos, por así decirlo, del espejismo de la belleza” 5 . Las imágenes actuales ya no captan la belleza. ¿Qué pueden transmitirnos, entonces, las nuevas formas de la figuración?. Creo con Antonio López que el artista debe acercarse al objeto, o al tema a pintar, con la intención de extraer la esencia emocional del mismo, 6 emoción que luego compartirá con el espectador. Pues, según la célebre frase de Paul Klee:“el arte no reproduce lo visible, lo hace visible” 7.